Aunque hasta ahora no hay evidencia científica irrefutable que demuestre que determinada dieta altere el desarrollo de la Esclerosis Múltiple, está comprobado que realizar ciertos cambios en la dieta trae muchos beneficios para las personas que viven con esta condición.
Aumentar el consumo de vegetales y reducir las grasas, ayuda a disminuir la fatiga, el colesterol y el índice de masa corporal; controla la glucosa, los niveles de grasa en la sangre y la presión arterial, lo que, además, previene y permite controlar comorbilidades que pueden acelerar la progresión de la Esclerosis Múltiple, como la diabetes y las alteraciones cardiovasculares.
Lo recomendable es evitar las dietas y adaptar hábitos alimenticios saludables. Estos tips pueden ayudarte a hacerlo.
No elimines alimentos innecesariamente
Comer bien no significa eliminar por completo alimentos lácteos, granos que contienen gluten o verduras solanáceas, como las papas, berenjenas o pimientos, señalados por los efectos inflamatorios que pueden causar, lo mejor es consumirlos con moderación y, en el caso de la leche, elegir las opciones bajas en grasa. Esto te ayudará a aprovechar sus nutrientes y evitar deficiencias alimentarias.
Planifica tus comidas
Al planificar tus comidas, podrás mantener un patrón más equilibrado y flexible en tu alimentación y con ello, mejorar tu calidad de vida y disminuir significativamente el nivel de discapacidad.
Más frutas y verduras
Incluye en tu alimentación más frutas y verduras procurando que sean variadas y coloridas para tener la mayor cantidad de vitaminas y fibra posible.
Proteínas magras
El pollo y el pescado son la mejor fuente de proteína magra. Y para platos sin carne puedes optar por frijoles negros, lentejas, quinoa y semillas de chía.
Que no falte el calcio
Elige alimentos lácteos reducidos en grasa, hay una gran variedad de leches, yogures y quesos descremados. La col rizada, las espinacas, el salmón y el tofu son una fuente rica en calcio.
Aprovecha las propiedades de la vitamina D
La vitamina D ayuda al buen funcionamiento de los sistemas inmune, nervioso y muscular. También suprime la proliferación de las células inflamatorias relacionadas con la actividad de la Esclerosis Múltiple y ayuda a tener una menor progresión de la enfermedad.
El Sol es la fuente más grande de vitamina D, toma el sol durante 10 minutos tres veces por semana, hazlo por la mañana o la tarde, cuando la emisión de rayos UV es baja. Recuerda usar siempre usa bloqueador y cubrir tu rostro. Si eres muy sensible, puedes abrir una ventana y exponer sólo las palmas de tu mano.
Los huevos, el salmón, atún, aceite de hígado, los champiñones y algunos quesos te aportan una buena dosis de vitamina D.
Los suplementos de vitamina D sólo deben tomarse cuando exista una deficiencia y sean prescritos por tu médico; de lo contrario, traerá efectos negativos en tu salud.
Diles sí a las grasas buenas
Los ácidos grasos monoinsaturados como el aceite de oliva, los aguacates, las almendras y las nueces contribuyen al buen funcionamiento de tu corazón.
Asegúrese de limitar las grasas saturadas, el sodio, los azúcares añadidos y los alimentos altamente refinados. Y evite las grasas trans por completo.
Ponte en manos de un profesional de la nutrición
La alimentación debe ser determinada por un nutriólogo basada en las necesidades, los requerimientos y el estilo de vida de cada persona. No sigas dietas milagro, ponte en manos de un profesional.
Fuente: https://www.nationalmssociety.org/Living-Well-With-MS/Diet-Exercise-Healthy-Behaviors/Diet-Nutrition
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